domingo, noviembre 23, 2008

La vida se nos va, como el agua entre las manos. Evelyn, se acerca el tercer Aniversario de tu muerte. 2.005-2.008


La vida se nos va, como el agua entre las manos.
Evelyn, se acerca el Tercer Aniversario de tu muerte.
" Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida.
Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario,
pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos,
o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo.
Lo importante es poder cerrarlos,
y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando."

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos porqué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. Lo que jué ,jué.

Anónimo dijo...

El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que regrese. Ya no será posible. Evelyn nos dio la vida y agradecido estamos.
Jorge.

Anónimo dijo...

En medio de “ a mis amigos” entonada por Martha a petición de mamá, mientras mis hermanos lloraban en la sala , se clavó en mi corazón la más dolorosas de las sospechas: mamá se estaba yendo poco a poco, lentamente , en silencio, a hurtadillas y sin nuestro consentimiento. Me convencí de esa intuición instantes más tarde cuando Consuelo fue a saludarla y al salir me comentó: Evelyn ya renunció, no hay duda. Le pedí que no le hiciera ese comentario a mis hermanos y me guardé esa certeza, hasta que puede compartirle con cada uno cuando fueron extrovirtiendo sus temores .Veintisiete días antes empecé a llorarla, mil cincuenta días después todavía se me escapa una lagrima y siento alegría de por lo menos tener su recuerdo vivo aunque la ausencia no haya dejado de doler.

Anónimo dijo...

El presentimiento lo tuve cuando se murió seis meses antes. En esa penosa operación. Resucito y me espero. Eso se lo agradezco en el alma. En mi maleta llevaba un traje oscuro cuando realice el último viaje para verla en vida. En ese diciembre del 2.005, no me quiso saludar a mi llegada, ni recibir mis regalos. Me estaba diciendo que debía aprender a vivir sin ella, que se moría. Y así lo entendí. Nos lo repitió muchas veces y se despidió otras más. Ella ya lo sabia y nosotros también. Hasta hoy su recuerdo y su memoria vive dentro de mí con mucha ilusión, agradecimiento y amor. Jorge